14
septiembre
2002
Juan
Barbagelata
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Leaving
Santiago [2]
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No
pensar, quizás ese es el secreto.
Cuando pienso quiero elevarme, volar por encima de la cordillera,
planear sobre campos argentinos.
Y llegar a vos.
Colarme por la ventana del baño, como decían
los Beatles en Octopussy's Garden.
Seguir a tu habitación. La nuestra. Y verte dormir.
Tu respiración profunda, los labios juntos como una
niña enfurruñada.
Tengo que acostumbrarme a vivir sin vos.
No quiero acostumbrarme a tu ausencia. Ser o no ser...
Si no duele el pecho, igual dolerá.
Amanece. Es un día soleado. Hago mis ejercicios.
Medito.
Recuerdo lo que soñé anoche. Desperté
transpirado. Tenía cáncer y no conseguía
remedios. Pedí ayuda a mi padre. Logré una
reprimenda por no haber "hecho las cosas bien"
en mi vida.
Espanto el recuerdo con la mano, con la secreta esperanza
que tenga la naturaleza de una mosca. Que se vaya.
Siempre el mismo sueño, que no puedo terminar de
partir.
Ni sano, ni enfermo. Ni vivo, ni muerto. Y siempre el reproche.
Por no seguir el carril señalizado en la autopista.
Siempre elegí rutas provinciales. Muchas sin asfalto.
Y cuando pude montar una moto me lancé a campo traviesa.
No por llegar antes, no por acortar el camino.
Siempre supe que la magia estaba en el camino, no en la
llegada.
Y esa sensación de libertad....
Cuánto vale esa sensación?
Cuántos pueden comprarla?
Tiene su costo. Se paga con vida. Viviendo, sintiendo, a
veces sufriendo.
Pero vale la pena.
Me gustaría ser gato. Tienen ese misterio...
Una vez , cuando era argentino, tuve un gato. Me enamoré
de él. Conecté con él. Pero tuve que
partir.
Ahora soy nowhere man. De ninguna parte y de todas.
No necesito raíces si estoy a tu lado.
Dos libros, un puñado de compacts y Laurie Anderson
me acompañan.
Subirme a la cresta del rock. Paladear vino tinto y jazz.
Soñar con Los Jaivas para no vivir tan separados.
Dejar a los compañeros del colegio.
Conocer gente creativa. Disfrutarlos. Trabajar gratis en
teatro.
Crímenes capitales hoy día.
Que un poema me mueva el corazón. Ayudar a sanar
a las personas.
Delitos terribles hoy día.
La indiferencia es la condena.
El castigo es ser nowhere man, hombre de ninguna parte...
con la promesa de ser de todas partes.
Corro detrás de la promesa con la tranquilidad de
que se cumplirá.
Me
gustan los territorios que no duermen.
América Latina es tan hermosa y fascinante... tan
vital.
Está tan lejana esa París de Sudamérica
que es Buenos Aires...
Con tantas luces, aunque ninguna real.
Genitales Argentinos en la compactera. "Aguafiestas"....
Hoy es domingo. Y anochece en Chile.
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Miércoles.
Me levanto dispuesto a zambullirme en la vorágine
urbana.
Lavo mi cara, me despejo. Visto mi traje de torero. Se compone
de camisa, saco y corbata.
Salgo al ruedo. Una vez más.
El micro me deja en La nueva Los Leones. Busco una agencia
de casting. La encuentro.
Entro y me encuentro con una mujer rubia, demasiado rubia.
Sus facciones y sus cejas delatan que no nació así.
Inmediatamente recuerdo una obra digital mía, "Rubia
Riojana", inspirada en las esposas de los funcionarios
y políticos argentinos. Me río por dentro.
El local está bien decorado. Sofás, alfombras
y adornos. Lo primero que percibo es un fuerte olor a tabaco
y encierro. Me remite a esas noches de veinte horas entre
cigarrillos y cocaína en las cuales tuve ocasión
de estar. Me causa rechazo.
Dejo mis datos y parto hacia otra cita.
Tomo el metro hasta Universidad de Chile. Bajo y subo a
la calle. Tengo ganas de mear. Entro a un bar y vuelvo a
bajar, esta vez hasta el baño. Mientras orino veo
a dos chicos que se lavan la cara, se afeitan. Huelen a
cuerpo que se ha movido por mucho tiempo. Les pregunto si
viven en la calle. Que sí responden, desde los siete
años.
Y el frío, les pregunto. Tenemos bolsas y frazadas,
contestan. Son agradables y amables. Les digo que por qué
no van al norte que el clima es más benévolo.
Uno viene de allí. El otro del sur. Se encontraron
de casualidad y siguen juntos. Me despido y les deseo lo
mejor. Agradecen.
Me voy caminando por Serrano y pienso. Cuantos políticos
y gremialistas argentinos hay con menos educación
que estos chicos... y sin embargo estos no tienen chance
de futuro.
Voy por Serrano hacia poniente.
En Santiago los puntos cardinales son Oriente, Poniente,
Norte y Sur.
Parece Warnes o San Telmo, de Buenos Aires. Casas derruidas,
muchos talleres mecánicos. Casas de repuestos, nuevos
y recién usados. Creo que algunos repuestos los venden
aún calientes...
Paso frente a un café con piernas. Invento chileno
que generalmente consumen los ejecutivos del centro. Un
café donde atienden jóvenes en ropa interior
o topless. Este está orientado a los mecánicos
y repuesteros de la zona.
No quiero imaginarme si será agradable para las señoritas.
Llego a la OTEC donde iba. Retiro los papeles que fui a
buscar y emprendo el regreso.
Bajo por Serrano hasta Huérfanos. En un costado de
la peatonal hay un saxofonista. Toca una versión
bizarra de "A mi manera".
Le falta la pierna izquierda.
Atinada elección, pienso.
En la esquina próxima, un hombre estatua lucha contra
la indiferencia del enjambre de hormigas que pasan delante
suyo, apurados por llegar.
Muchos no deben saber adónde, intuyo.
En la muchedumbre veo turistas yanquis, tratando de vivir
la adrenalina de los países exóticos. Turistas
peruanos, deslumbrados por la modernidad de Santiago. Emigrantes
argentinos, tratando de raspar los restos de la olla laboral.
Así estamos.
Esquivando vendedores callejeros, que hay por cientos. Unicamente
ví esto en Paraguay. Les permiten vender en la calle
porque el desempleo creció. De esta forma los ayudan
a sobrevivir.
Italia hizo lo mismo hace unos treinta años. Permitió
la economía en negro durante una crisis. Y se convirtió
en séptima potencia económica.
Los políticos argentinos, leerán historia?
Creo que sólo juegan golf. Y encima son mediocres.
Así estamos.
Paco Ibáñez recita "me gustas cuando
callas porque estás como ausente..."
Es el aniversario de Neruda. Lo disfruto.
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Jueves
por la mañana. Mi amigo Mauricio partió al
Cajón del Maipo a capacitar gente. Me levanto un
poco entumecido. Café y dos tostadas. Anoche escribí
hasta tarde una carta abierta a mis compatriotas, que seguramente
está dando vueltas por internet.
Subo al micro. Al rato sube una cantante. Es muy común
en Santiago que los cantantes nos ofrezcan su arte por la
moneda en los micros. Es una señora con lentes y
ojos luminosos. Nos regala dos joyas de Violeta Parra. "Según
el favor del viento" y "Casamiento de negros".
Volamos por Avenida Irarrázabal hacia el norte. Por
las ventanillas se deslizan frentes de comercios, escuelas,
viviendas e iglesias. Ella sostiene estoica el tono y la
melodía en medio de este micro sucio y lleno de grafittis.
El sonido de su voz y la guitarra invade hasta los últimos
rincones. Cuando termina agradece la atención de
los pasajeros. Hasta los más humildes ponemos una
moneda en su mano.
Ante tanto cipayo genocida suelto en América Latina,
cómo no emocionarnos con este solitario destello
de luz...
Al bajar le agradece al chofer y le desea un buen día.
Que vaya con Dios.
Hay momentos en que la emoción me atenaza la garganta
de forma incontrolable.
Y necesito volcar la emoción en un papel para no
estallar en llanto. Por eso estas crónicas. Por urgencia
emocional.
Vicuña Mackenna y Alameda. Bajo del micro. Filman
una película en el parque Forestal. Santiago sigue
su trajín cotidiano y yo me siento frente al computador.
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©
Juan
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