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Cartel del 5to Festival Mundial de Poesa

Poetas del mundo se reúnen en Venezuela

En el Teatro Teresa Carreño

El 5to Festival Mundial de Poesía se realizará entre el 18 y el 25 de mayo en tributo al poeta margariteño Gustavo Pereira

El Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, organiza el 5to Festival Mundial de Poesía, evento que es una referencia internacional y, que se realizará en Caracas y simultáneamente en el interior del país desde el 18 hasta el 25 de mayo del presente año.

Venezuela ha sido escenario de un encuentro poético que, en los últimos cuatro años, ha concertado más de 200 voces, donde la palabra ha dado al público la oportunidad de acercarse a la herencia poética de los pueblos, este año y bajo el lema, "Sin tregua, como las nubes", la edición 2008 del Festival Mundial de Poesía está dedicada al trovador venezolano Gustavo Pereira, poeta y crítico literario, oriundo de la isla de Margarita, estado Nueva Esparta.

Gustavo Pereira es uno de los poetas venezolanos más importantes de su generación y de la historia literaria venezolana y latinoamericana. Entre sus obras publicadas se destacan, Preparativos del viaje, 1964; El interior de las sombras, 1968; Los cuatro horizontes del cielo, 1970; Poesía de qué, 1971; Libro de los Somaris, 1974; Segundo libro de los Somaris, 1979; El peor de los oficios, 1990; La fiesta sigue, 1992, Escritor salvaje, 1993; Los seres invisibles, 2005; entre otras.

Para la quinta celebración en tributo a la palabra, se desarrollarán en todas las ciudades del país, talleres de poesía, recitales itinerantes en zonas populares, conferencias, foros, tertulias y mesas redondas, con el propósito de engrandecer los rasgos poéticos y exaltar la sensibilidad creadora de todos los poetas del mundo, cuyas voces estarán reunidas en un mismo escenario, el Teatro Teresa Carreño en Caracas.

 

Entrevista a Gustavo Pereira

Realizada por María Ramírez Delgado, autora también de la fotografía, y publicada inicialmente en la revista Sin Tregua.

Gustavo Pereira(CAB). Claro y preciso como sus somaris, Gustavo Pereira no duda en afirmar que "un festival de poesía es un puñetazo al rostro de la infamia". Las palabras están a su alcance y las elige sin complicaciones. Sabe muy bien que ellas son las armas de la lucha apasionada que da cada día, desde que se inició en estas batallas en su juventud comunista. Lo que en verdad se le complica es manejarse en el escenario de la alabanza, por eso prefiere hablar del alcance de la literatura en un intento por apartarse de esta ola exaltadora de su trabajo que marca la pauta de 2008.

Y es que el 5to Festival Mundial de Poesía, a celebrarse en mayo de este año, le rinde homenaje a su obra y a su persona, como piezas claves en la poética nacional. Pereira insiste en destacar que eventos de esta naturaleza, impulsados por la Presidencia de la República y llevados adelante por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de La Casa Nacional de Las Letras Andrés Bello, son una forma de consagrar lo que él llama "la victoria de los excluidos".

-¿Cómo son los sentimientos ante un homenaje como el 5to Festival Mundial de Poesía?

-Uno se siente terrible, me cohíbo grandemente. Prefiero homenajear que ser homenajeado.

Desde la biblioteca de su casa en Lecherías, estado Anzoátegui, rodeado de libros, recuerdos y de tantas ideas que aún están a la espera de ser escritas, Gustavo Pereira reflexiona acerca de la poesía, ese arte que fluye de su pluma y que va llenando sus palabras casi sin que él se lo proponga.

"Un encuentro de poetas en cualquier momento y en cualquier país siempre significa una especie de puñetazo al rostro de la infamia". Con su tono suave, pero con un énfasis marcado en cada sílaba, afirma que el arte, y dentro de él la poesía, le permiten a la gente romper con esa vida cotidiana que nos invade permanentemente con malas noticias, con pesimismo, con tragedias, con exclusiones y agresiones. De allí que "tomar la plaza en nombre de la poesía siempre significa una victoria de los excluidos, de quienes quieren un mundo distinto. Es una victoria del intento por obtener la armonía".

Merecedor de incontables reconocimientos, Gustavo Pereira ha sido ganador, entre otros, del Premio Nacional de Literatura y del Premio de Poesía Bienal José Antonio Ramos Sucre. Esa labor creadora lo hace tener certezas que van más allá del oficio.

Afirma que "el ser humano inventó la poesía cuando se sintió pequeño y vio que su capacidad de entender el mundo era casi ninguna, e inventó la poesía para intentar salvarse, como otra religión, y así ha sido a lo largo de toda la historia. Quienes profesamos la poesía lo hacemos como una religión o no, pero como una religión que nunca ha hecho daño, una religión que sólo salva. La poesía es en este momento y en este país una especie de asunción de una religión siempre salvadora".

-¿Qué es lo que trae un festival de poesía como legado, como elemento formativo?

-Cumple un altísimo papel pedagógico, primero una lección sobre cómo desechar o despreciar la cursilería. Un festival de poesía es, generalmente, una lucha por la dignidad de la palabra, que se ha pervertido y desvalorizado a tal punto que dejó de ser lo que en algún tiempo fue, incluso en los tiempos cuando se supone vivió Cristo, él hablaba en parábolas, que son un equivalente de poesía, lo que significa que poesía era casi sinónimo de palabra verdadera. Lo que significa que si un festival es de poesía es un festival de palabra verdadera contra la mentira, contra la hipocresía, contra los falsos valores, los estiramientos humanos.

Pereira, nacido en Punta de Piedras, Nueva Esparta, en 1940, está convencido del valor del arte. "¡Qué mayor lección de pedagogía que la que hace el arte!", señala al destacar que las diversas manifestaciones artísticas hacen una labor formativa incluso más pródiga que la de "nuestra actual escuela".

Afirma que la solidaridad, los sentimientos, la armonía, por sólo enumerar algunos, son los verdaderos valores que nos traen los festivales de poesía, "y si Venezuela se llena de estos festivales, pues ¡alabados sean los dioses!". Porque, ratifica, estas son las cosas que contribuyen a que tengamos un mejor país.

-¿Cree que los jóvenes se acercan a la poesía?

-Sí, creo que sí. Lo que noto es poco rigor y eso me preocupa mucho. Hay como una especie de desentendimiento con la historia y la historia nutre la poesía, es una de las fuentes fundamentales donde beben los poetas. Algunas escuelas poéticas contemporáneas han asumido una poesía mucho más de efluvios íntimos, de versos un poco hacia adentro, pero no en función del mundo, no en función de otros. Una poesía que no es intimista, yo diría más bien egoísta y me preocupa mucho.

Para Pereira la formación de un poeta en los años juveniles tiene especial significación. Es fundamental nutrirse para acercarse al arte poético porque, señala categórico, "es imposible que un poeta sea inculto".

Está convencido que la poesía debe ser algo de todos, pero donde las cosas sean llamadas por su nombre. "Da la impresión de que ser poeta es algo muy exclusivo, de una elite que tiene la potestad única dada por lo dioses para escribir poesía y eso no es así. Lo que combato es que la mala poesía y lo que no es poesía se divulguen como si fueran poesía. Prefiero que las cosas se pongan en términos claros".

No en vano destaca que "las comunidades indígenas no tienen poetas, todos son poetas. Porque su lengua es hecha de simbolismos, construida de metáforas y cualquier cosa que digan lo están hablando en poesía".

Sostiene que la trascendencia es algo inherente al ser humano, pero no cree que deba ser el fin último del poeta. "El deseo de trascender está tan arraigado en el ser humano desde el principio de los tiempos que eso fue lo que permitió el origen de las religiones. No creo que eso sea malo, lo que objeto en un poeta es que crea que eso es verdad. Lo que al ser humano lo logra salvar de la muerte es su entrega a los demás".

-¿Un poeta no se debe a sí mismo sino a su prójimo?

-Lo primero, se debe a sí mismo, debe vivir en poesía que es mejor que hacer poesía. Pero es que escribir poesía es una entrega a los demás.

 

Bibliografía mínima

 

Biografía

Gustavo Pereira nació en Punta de Piedras, isla de Margarita, estado Nueva Esparta, en 1940. Es poeta y ensayista. Se doctoró en estudios literarios en la universidad de París. Fue fundador del Departamento de Humanidades y Ciencias Sociales y del Centro de Investigaciones Socio-humanísticas de la Universidad de Oriente. Asume activamente el compromiso social y político: "La política parece una sombra que nos sigue a todas partes, no podemos eludirla, querramos o no".

Su poesía es de gran importancia para comprender el nuevo quehacer poético venezolano. Su lenguaje es directo, conciso, despojado, imaginativo, lúdico, irónico, provocador. No en vano nos dice: "SOMARI. / El inútil intento de acercarse a la verdad / conduce a otros intentos." Es uno de los poetas venezolanos más importantes de su generación y de la historia literaria venezolana y latinoamericana.

Formó parte del grupo "Símbolo" (1958), y fue director-fundador de la Revista Trópico uno de Puerto La Cruz. Ha publicado más de treinta libros, entre los que destacan: Preparativos del viaje (1964); En plena estación (1966); Hasta reventar (1966); El interior de las sombras (1968); Los cuatro horizontes del cielo (1970); Poesía de qué (1971); Libro de los Somaris (1974); Segundo libro de los Somaris (1979); Vivir contra morir (1988); El peor de los oficios (1990); La fiesta sigue (1992); Escrito salvaje (1993); Antología poética (1994); Historias del Paraíso (1999); Dama de niebla (1999); Oficio de partir (1999); Cuaderno terrestre (1999); Costado indio (2001); Poesía de bolsillo (2002); Sentimentario (2004); Poesía selecta (2004); Los seres invisibles (2006), entre otros.

Fue director de la Revista Nacional de Cultura (1999-2002). Ha recibido reconocimientos como el Premio Joven Poesía de las Universidades Nacionales (1965), el Premio Único del Concurso Latinoamericano de Poesía de la revista Imagen (1970) el Premio Fundarte de Poesía (1993), el Premio Municipal de Poesía de Caracas (1988), el Premio de la XII Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1997) y el Premio Nacional de Literatura (2000).

 

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