sumario eom 2001: fragmentos de agua, tierra, aire y fuego

Esther siempre miraba por la ventana, no fuera que algún pájaro extraño cruzara el cielo, o alguna nube perdida gritara el rostro de su abuela. Ese día el tiempo había corrido lento como un gran rinoceronte anciano; por su cabeza chorreaban hilos de luz, telarañas al sol. Tratando de encontrar una respuesta, pensaba:

© Adriana Chávez

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