sumario eom 2001: fragmentos de agua, tierra, aire y fuego

El ejército de perros avanzó cautelosamente
hacia la banqueta, venían de varios tamaños y eran
de razas diferentes, pero todos parecían de la calle,
por encima se les notaba quién era su madre,
la misma perra que los parió, seguramente; de los que destacaban a uno le faltaba la oreja izquierda -se la habían arrancado, tal vez, en una de esas epopeyas de barrio que parecen interminables- y se trepó de inmediato sin ningún rasgo de miedo, uno más, haciendo alarde de su astucia, cojeando sin reparo, lo hizo después de éste y otros dos, que marchaban al final, se acercaron lerdos, atacados por la sarna, con exagerada paciencia, sin ganas, como sombras.

© Alberto Arrieta

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