Memorias
de Alexander de Brucco
Rymel
Serrano
Mario Jursich Durán
Por los verdes,
por los bellos países
Antología de Poesía
Ministerio de Cultura
El
poemario de Winston Morales Chavarro lleva un título
escueto pero significativo: Memorias de Alexander de
Brucco. Su sentido no alude, propiamente, a que en
él se rememoren episodios o situaciones correspondientes
a una "autobiografía" real o imaginaria,
sino a que en sus versos hablan voces provenientes de épocas
pretéritas, notables personajes de la "mitología"
o hagiografía judeo-cristiana como Abel, Moisés,
Judas Iscariote, o incógnitos testigos de episodios
poéticos de carácter bíblico.
Lo
característico de estos poemas, y que los diferencia
de la lírica histórica o religiosa convencional,
de índole épica o narrativa, es el punto de
vista asumido, que se ubica en la interioridad psíquica
de un sujeto poemático, testigo o protagonista, y desde
allí hace oír su voz. Es un procedimiento, elevado
casi al rango de género poético, frecuente en
la lírica del siglo XX, sobre todo en los poetas griegos,
debido a la tradición clásica antigua, de orden
mitológico, en la cual era corriente asumir poéticamente
las diversas personalidades divinas y legendarias que habitaban,
como arquetípicos huéspedes, la memoria colectiva.
Muchos poemas de la época presocrática, como
los llamados homéricos o los órficos, son debidos
a raptos de inspiración o delirios divinos, como los
llamaba Platón, consistentes en que algún dios
poseía al desventurado elegido para manifestarse a
través suyo. De esta índole son, a propósito,
todos los pasajes bíblicos atribuidos al dios innombrable
e invisible, quien hablaba a través de la conciencia
de Abraham, Moisés, los reyes o profetas. Y de esta
índole fue la posesión dionisíaca del
gran Nietzsche, que lo abocó a la locura absoluta,
y cuyo letal testimonio fueron sus Ditirambos a Dionisos.
Constantino
Cavafis es probablemente el poeta precursor, dentro de la
cultura contemporánea, de este tipo de poesía
en la que su conciencia asume la personalidad de un sujeto
histórico o apócrifo para desde ella expresarse.
No es el autor quien se expresa a través del yo o narrador
poemático, sino otro yo, ficticio o arquetípico,
creado o invocado mediante la escritura. En muchos poemas
de Cavafis, el también griego Giorgos Seferis, y otros
poetas como Saint John Perse, T. S. Eliot o Jorge Luis Borges,
se recrean acontecimientos pretéritos recurriendo a
ese desplazamiento de la subjetividad, que en algunos casos
excepcionales no se realiza como un fingimiento o figuración
consciente sino que el desplazamiento opera en sentido contrario.
Es un complejo inconsciente dotado de "personalidad"
propia, y en cierto sentido autónomo con respecto al
yo consciente, el que se personifica
y encarna en la conciencia de ese médium que es el
autor durante la experiencia poética. De ahí
el ostensible tono sibilino, onírico o profético
de su lenguaje.
Los
personajes y episodios bíblicos encarnan actitudes,
valores, tendencias o realidades que anidan en el psiquismo
de cualquiera que se haya formado y vivido en la cultura judeo-cristiana.
En nuestra alma hay un Adán y una Eva, un Caín
y un Abel, un Salomón, una Sulamita, una Judith y un
Holofermes...: unas entidades que nos habitan y actúan
en nosotros inevitable, inconscientemente, pero que pueden
manifestarse cuando se les invoca, como lo hace Winston Morales
Chavarro en sus poemas.
De
entre las composiciones que presentó a la consideración
del jurado, éstos y los editores han seleccionado para
su publicación aquellas donde el discurso poético
brota con mayor espontaneidad y cuyas imágenes o visiones
surgen más de pálpitos o profundas y reveladoras
intuiciones, que de premeditaciones o elaboraciones racionales
que es lo que tiende a ocurrir en los poemas que abordan personajes
monumentales y demasiado conocidos cuya aura o energía
inconsciente es muy baja. En lugar de la escritura meditada,
pensada, que predomina en poemas personificados por Eva, Abraham,
Moisés o David - y de la cual la "Epístola
a la traición" , incluida en la selección,
puede ofrecer una idea - se prefirió la escritura intuitiva,
dotada de mayor poder sugestivo y asaltada por profundas revelaciones,
como la del poema titulado "Abel", quien agradece
sinceramente al hermano que lo ha asesinado por haberlo salvado
de la vida:
La
Muerte es una puerta
Y el tiempo una ventana
Por donde nuestros pasos presurosos
Perciben otras cosas, otros mundos...
Amado Caín
Por tu golpe y tu palabra
He conocido el paraíso.
Lo revelador aquí, más que el gesto de gratitud
de la víctima, es algo que no se dice, pero se deduce:
se comprende la terrible condena impuesta a Caín, de
no morir, y la prohibición impuesta a quien se atreviera
a matarlo a él o a su descendencia. El designio divino
es paradójico, ilógico. No condena al asesino
a muerte para compensar y castigar su falta: lo sentencia
a vivir para siempre. De esta manera el culpable no podrá
ingresar jamás al paraíso. Deberá permanecer,
tal vez eternamente, en este infierno, por haber salvado de
él a su hermano.
Los otros dos poemas presentados tienen como sujetos poemáticos
a dos amantes apócrifos que lamentan la vocación
espiritual de aquellas que no podrán pertenecerles,
como cuerpos que anhelan lo que no es de este mundo. Desarrollan
un bello tema: la intuición de que lo bello no pertenece
a la vida sino a que está destinado a abismarse en
el reino nocturno del espíritu.
Rymel Serrano
Mario Jursich Durán
Por los verdes, por
los bellos países
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