ANIQUIRONA
CLAVE DE SUEÑOS Y MILAGROS
Pedro
Licona
Narrador y Poeta
La Nación, abril de 1998.
Al
unirse las imágenes, recuerdos, vivencias y evidencias,
sorprenden la magia de la vida al borde de un poema; simulando
el paso inocente del poeta Winston Morales por los caminos
de la llamada Tierra de Promisión.
"¿Cuál
es el país al que me invitas?"
Winston
Morales (Neiva, 1969), poeta y escritor dedicado al mundo
de las comunicaciones. Ha sido Primer puesto en el Concurso
de Poesía Organización Casa de Poesía
1996, Primer Puesto en el Concurso de Poesía José
Eustasio Rivera 1997 y 1999, Primer puesto Concursos Departamentales
del Ministerio de Cultura 1998, Primer puesto Concurso Nacional
de Poesía "Euclides Jaramillo Arango" en
el 2000 y Segundo Premio en el Concurso Nacional de Poesía
"Ciudad de Chiquinquirá". Entusiasmado por
la cosecha inicial de honores merecidos a su obra, contiene
la respiración y luego estalla en carcajadas o se sumerge
en el centro de una nostalgia. Le preocupa que los habitantes
de Schuaima respondan muy pocos a los llamados cifrados en
palabras. Entonces calla, se esconde en el rincón de
otro poema e invita a conocer el país del sueño.
"Abordar
el tren, barajar los días,
en este regresar a la vida"
la
sed de conocimientos lo llevó a la Universidad Surcolombiana
a estudiar Comunicación Social y Periodismo. Allí
tiene aún asiento. Allí lucha contra la desazón,
en medio de tanta incertidumbre. Mientras transforma al humano
en nombres se hace llamar Alexander de Brucco y en uno de
tantos trances ha sido Noé, Caín, Lázaro,
Moisés, Abel, Lot, y todo un pueblo. Desde ese momento
sabe de la concentración de los tiempos, elementos,
historias, verdades y fe, en el filo de los días. De
vez en cuando regresa, busca alimento al lado de la mujer
que soporta alianzas y sobresaltos, alcanza a deletrear la
palabra amor; y mantiene el ritmo, merodeando el aliento esquivo
de las redes que llevan al exilio.
"Sólo
así puedo acercarme,
sólo así sé que existo"
una
vez se considera a salvo de tanta impertinencia, el poeta
se baña una y otra vez en la fuente de todas las palabras.
Seca su piel. De pronto se encuentra recubierto de humildad,
felicidad, visiones nuevas y razones para otras luchas. Condensa
una, dos y varias inquietudes y es retratado en el libro de
nombre
"Aniquirona".
Mas su corta experiencia no agota la sed incrustada en el
fondo de cada palabra. Sigue buscando más voces en
el camino, señales del río de los sueños,
Rogitama. Sólo así sabe que existe, sólo
así sabe que es obligatorio regresar.
"Schuaima"
una
ciudad abandonada atrae al poeta de Neiva. Decanta la variabilidad
de su destino. Le incita a pasear por calles y caminos indescifrables:
Es el Reino del Sueño. Es la parcela que se asoma entre
una y otra sombra de la realidad que lo asiste. Él,
el hombre de las mil túnicas marcha sonriente en busca
de su verdad, en procura de la clave de la existencia; porque
Schuaima es la esencia de todas las propuestas, de todas las
respuestas. Allí el poeta se sabe unido a la luz primera,
al nacimiento, donde se validan tesis, se sugieren otras,
donde se envuelve al hombre con caricias capaces de abrirle
los ojos antes de conducirle por el cordón invisible
que merodea el antes y el después.
William
Blake, la forma,
Lo esencial.
Una
de las voces sueltas, que todo lo permean, lo llevan a Sir
William Blake, en claroscuros , soportando el aroma de ríos,
nubes y poemas, recubriendo el misterio y el milagro imposible
de apartar. El asombro del místico alrededor de la
magia primera llenan el espacio de cada verso.
El
incienso que aromatiza verdades y falencias llama a la realidad
vestida con harapos o con el sarí de la mujer que lleva
a todos los caminos. Si el poeta puede ya rasgar los siete
velos a la hora de la danza de los cuerpos desnudos, sábelo
Dios!
Pedro
Licona

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