ANIQUIRONA,
EL POEMARIO
DE LA MUERTE BELLA.
Héctor
Ocampo Marín
Escritor y periodista
El Nuevo Siglo - Febrero de 2000.
Winston
Morales Chavarro, es un joven intelectual huilense; poeta,
cuyas obras han obtenido notables distinciones en concursos
literarios nacionales. La lectura de uno de sus poemarios
más recientes, Aniquirona, nos revela que en realidad
estamos o hemos estado frente a un poeta que apremia, en su
dúctil verso libre, nuevas y originales concepciones;
que sabe descorrer cortinajes pocas veces descorridos; que
descubre aristas poéticas incógnitas; que es
capaz de mirar, dentro de una sorprendente torsión
estética, un nuevo universo poético.
Su
secreto primero y último puede estar por los predios
del "pensamiento complejo" de Edgar Morin. Que la
poesía está siempre en forma integral a nuestro
alrededor como lo piensa Artaud; poesía avalada por
el poder de la imaginación y de la visión del
sutil William Blake.
Y
estoy buscando las voces del camino
Para traducirlas
Seguro llevarán tu nombre
He aprendido a interpretar la voz del viento
esa misma que arrulla
las hojas entreabiertas de tu árbol.
¡Aniquirona, Aniquirona!
Te llama el río
Y en las gotas frenéticas del aire
Va tu aliento prendido a las veletas.
Aquí
el misterio musical de las palabras, Aniquirona, la unción
del viento romero, el rumorar de las hojas del bosque espiritualizado
y del río que pasa, la poesía pura.
Apenas
sé cómo te llamas
Me lo ha contado el río
Y se que Aniquirona
Es el Umbral de otros caminos...
Aniquirona
Cuando bajo las escaleras de la casa
Pienso que esta es otra forma de llegar a Schuaima
-el reino del gran más allá-
puede que descender
sea otra forma de ascenso...
¡silencio,
silencio!
Voy prendido al viento
Floto y me doy cuenta que la muerte es música
Y a la muerte hay que escucharla
Con los oídos despiertos...
Tú
sabes que allí en la ingravidez sonora de tu río
Mis pálpitos se hacen notas musicales
Que convergen con la corriente sudorosa de tu bosque...
Poesía
inexcusable ésta, tranquila y evidente en el entorno,
en las manos de la amada, en la sombra del árbol del
amor, en el río y en la fresca humedad del bosque.
Allí
te amo
Como tú lo propusiste
Sin ni siquiera desnudarnos
Sin escuchar tu respiración
Sin escuchar la mía...
Busco
la muerte
Y camino desnudo entre las piedras
Busco esa voz
¿Acaso distante? ¿acaso cercana?
Esta, poesía de muy alto nivel, de una tierna belleza
por mucho tiempo desconocida, surge plena en todas las páginas
del muy denso poemario de Winston Morales Chavarro.
Antes
de que cayeran las hojas de los árboles
Antes de que el viento dibujara otro reloj con las estrellas
Estaba en Schuaima
Desprovisto de mi antigua ropa,
Desnudo,
Con los ojos abiertos
Entregado a la pasividad,
Al
permanente transcurrir
Por el valle de las tristezas...
Una
poesía con personalidad, poesía que gravita
con una enorme carga de limpia originalidad y de elemento
puramente poético.
Aniquirona
Morir no implica ningún riesgo
La muerte es una puerta
Y el tiempo una ventana
Por donde mis pasos presurosos
Perciben otros cosas, otros mundos...
Aniquirona
Muchachita hecha de luz
De ojos luminosos que me miran desde lejos
Quizás desde el otro lado de la noche...
Esta
es la ceremonia de las flores
Entra y gózate la fiesta
Entra y gózate la vida
Ven a festejarme
todavía hay vida en estas manos
Tómalas
Estas manos que aún escriben
Poemas de amor para mujeres solitarias...
Esta
es la gran poesía de ella como árbol y de él
como otro árbol. Es la poesía del tiempo, del
"infante tiempo". La poesía, la dulce poesía
de los olvidos y de la muerte bella.
Y finalmente, ¿Quién es Aniquirona? Un nuevo
personaje de la poesía colombiana. Es la bordadora
de sueños, "de poemas que aún no germinan"...
¿Y dónde queda Schuaima? "Schuaima es la
nación donde todos los que se fueron han llegado"
Héctor
Ocampo Marín
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