Oración

 

 

Por esa monjita de paso corto y mirada de carey.
Por las pizzas frías.
Por los que hacen crucigramas y están solos.
Por esa plantita de menta al sol de mi ventana.
Por los pies descalzos de los pibes que venden el diario.
Por las naranjas y las manzanas frescas.
Por Johan Sebastian Bach
(quien por amarnos reinventó la música).
Por los búhos blancos que viven en los campanarios.
Por los que fabrican barquitos de papel.
Por los que odian.
Por los que acarician a una mujer como a un ángel.
Por las danzas de las aguas y una metáfora.
Por los libros con florcitas de los chicos.
Por las medialunas y los hornos de barro para el pan.
Por los barrenderos y sus tachos.
Por las manos,
por esas manos que saludan el silbato de los trenes.
Por los jubilados ya viejos y enfermos.
Por las rodillas de la mujer que quiero
y sus tobillos flacos.
Por esas muertes que no conceden la sonrisa última.
Por quienes te necesitan y no te encuentran.
Por las mulas solitarias de William Faulkner.
Por las calesitas derruídas
y el caballito que ya no gira.
Por las fotos amarillentas que no se miran.
Por los borrachos mansos.
Por las solteronas de rodete que nadie piropea.
Por la vida cuando nos duele.
Por el primer bosque y la última gacela:
piedad,
piedad.

© Daniel López Salort