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eldígoras
2004
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breviario
(del lat. «breviarius», compendioso)
1 m. Tratado poco extenso de una materia. Compendio.
2 (ant.) Libro de notas.
3 Libro de rezos...
María Moliner, Diccionario de uso
del español |
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agosto
2004
el antiguo
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sabado 7
Necesitaba
espacio, descansar, ver la hoja en blanco. Falso papel, como
en su inicio, como aquellos materiales que tampoco lo fueron:
papiros, pergaminos, a veces palimpsestos. ¿Qué
haré?, lo que ahora, lo que otros, el otro, yo, escribir
desordenadamente y a destiempo, con la eterna sensación
de estar hurtando el tiempo que precisan otras cosas: la revista
otra vez, los estudios, la vida social... o el poema.
Espacio,
blanco, nada por fin, ya roto.
Dice
María Zambrano:
Hay
en el escribir un retener las palabras, como en hablar hay
un soltarlas, un desprenderse de ellas, que puede ser un ir
desprendiéndose ellas de nosotros.
Y
también dice:
Escribir
es defender la soledad en que se está.
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noticias
culturales
otros
mundos
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lunes 9
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martes 10
Creo
recordar, y cito de memoria,
que Fernando Pessoa escribió algo parecido a que "tener
un puro caro en la boca y cerrar los ojos es ser rico".
Fumo demasiado y sé que es un camino de perdición
o una absurda forma de acelerar la suerte, la ¿última?
Y
de improviso estoy no ya fumando (que también) sino
en las cajetillas, y busco más y encuentro hasta un
mapa donde se sitúa un lugar llamado Cubero y pienso
en la posibilidad de viajar a mi apellido, cuando el plano
que me nombra ya no es el de un frío documento nacional
de identidad sino un lugar ignoto para mí y entre dos
ríos.
Cierro los ojos, pero nada.
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martes 23
Continuamente
nos recuerdan la distancia entre la realidad
y el deseo:
han vuelto a robar El grito,
pero la angustia permanece.
Entretanto,
la prensa destaca que el cuadro no estaba asegurado contra
el robo...
lo
preocupante:
la compensación económica;
lo esencial es que El grito,
aun desde la ausencia,
sigue mostrándonos
su ensordecedor silencio.
Los robos nos obligan al recuerdo,
así tiene la vida
un amargo sabor en la memoria.
y
uno más:
Buscando
los gritos que recordaba publicados en la revista me
encuentro con una serie de imágenes que acabaron perdidas
en una carpeta y no pude publicar, pertenecen a la serie amore-passione
de Juan Barbagelata (perdóname, Juan). Sirva la imagen
que sigue como anticipo de la publicación de la perdida
y ahora recuperada tercera entrega de este trabajo en el próximo
número, el 32, que aparecerá a finales de septiembre.
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otros
gritos en eom:
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lunes 30
Me
he despertado herido, con un brazo perdido, de materia sin
vida; con la respiración espesa y breve, repetida en
esfuerzo; y poco a poco he sentido el oscuro borboteo de la
sangre, el latir doloroso hasta los dedos que, en espasmos,
han vuelto al movimiento. Me levanto sin fuerza, voy al baño,
agua para arrancarme sueño, aturdimiento, y he salido
a la calle, a las cinco de una madrugada en la que busco un
golpe de aire fresco, pero la calle es un aliento rancio,
un vació de noche y de farolas que saben acabada su
jornada. Esta ciudad está rompiendo aguas, parto de
lunes, muerte del verano. Me alejo de las calles rectilíneas
y bajo hasta lo viejo y verdadero, allí donde la relativa
Europa de otro tiempo se ha tornado Punjab, Magreb, Caribe.
Pienso en mi cama sola, abandonada, mi cama tan mestiza donde,
a veces, el amor es dulzón y denso como el mango, o
tiene algún acento de guayaba, o un punto de azafrán
o de pimienta. Pienso en las noches frías de un Caribe
tan suave como el agua, o en las noches ardientes de una cima
elevada y canadiense. Cuerpos de geografía abandonada,
acentos diferentes al besar, pieles en el color de los sentidos.
Es la hora del trigo transformado en el aroma oscuro del café.
Sale el pakistaní que va al trabajo y entra el muchacho
que perdió la noche y te mira con labios que se esponjan
o el travestido que vuelve a su olvido a través de
un teléfono sin cable. Vuelve la prensa y vuelve el
horizonte en un tímido claro entre las nubes. Regreso
entre los pasos autómatas que buscan un transporte,
la muchacha que limpiará, la que ha limpiado. Pienso
en los aparentes bienpensantes, en el tipo que ha sido presidente
y fue banquero y que no estando no dejará de estar
porque el poder atrapa como la droga exige su salario, y en
que ha dicho sin pena ni pudor que el mestizaje es, será,
un peligro. Qué peligrosas son estas familias de apellido
impoluto y de negocios en nombre de su patria, ese dinero.
Pasan los autobuses tan mestizos como mi cama mestiza y sé
que siempre amaré esta ciudad en mestizaje, el color
de la vida,
las flores de sus Ramblas.
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©
2001-2004
Francisco Javier Cubero / contacto: eldigoras.com
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