Una
estancia al fondo, entrar negligente en la cocina, donde nada
en apariencia reclama, quizá la inminencia del hambre
o la sed; tal vez el dar rumbo al deambular por la casa entre
objetos.
Silencio esencial entre tanta habla de alcoba, salón,
biblioteca, bar, amante, mar... ¡Tanto alrededor pidiendo
nombre, sonido, verso! Del átomo a la tristeza. Todo
exigiendo residencia o canto. Sordo cansancio de uno mismo,
de arcaico yo ensimismado en tanta esquina, de tanto "allá
y acá"... Por fin, ni Dios en la cocina.
Clara mudez propicia a celebrar el cuerpo. Epifanía.
Todo a punto de laica transustanciación en caldillo
de congrio, en pan solidario, en lunar cebolla cristalina.
Como hombre, por fin, invisible mirando, oyendo, dispuesto
a degustar lo de todos los hombres -sal, fuego, agua, aire-,
a punto de la ofrenda y la ceremonia, ya tan cerca del nuevo
banquete poético. Banquete en que lo crudo emplaza
a lo cocido y las uvas, sin ira, dan turbia voz a las copas
de Oliverio.
Conciliación. El mundo deficiente parece tierno como
el corazón de la armada alcachofa.
Los cantos se serenan, las horas se sitúan, la materia
nada pide diverso a su existencia; persevera en sí,
en su quietud, consiente mansamente ser dicha o devorada.
La boca ya tiene ambas funciones. En el verbo el mundo elemental
y el cosmos con "luz no usada", el ágape
no culpado por indigesta inteligencia. Brindis solar y carnavalesco.
Abrazo fraterno a Epicuro, mientras Bajtin sonríe por
la censura de Marx y los suyos.
Ser o estar, ser y estar con la cebolla en la mano, ante un
Hamlet aplacado. Entrar en madera. Ver en el pan al panadero
y en el tomate "el astro de la tierra" , comulgar
apio para que los mimbres del corazón desbocado no
se ahoguen.
"En
fin , en fin, tras tanto caminar...", llegar a los 50
y descansar en el mundo abreviado del mundo, recogerse en
la alacena y amablemente nominarla de nuevo y entonar su Oda,
ser anfitrión de uno mismo -de todos-, en los objetos
elementales preservando su " indómita pureza".
NOTAS
(o etiquetas de los frascos
de la alacena):
1.
Verso del soneto Reconocimiento de la vanidad
del mundo, de Francisco de Aldana
2.
Del año 1952 a 1957 Pablo Neruda residió
en Chile, periodo que abarca aproximadamente el ciclo
de confección y publicación de las tres
series de Odas, En 1953, construye su nueva casa, "La
Chascona", término usado en el país
con el significado de " pelo revuelto o enredado"
, en referencia al de Matilde Urrutia. El arquitecto
fue el exiliado español Germán Rodríguez
Arias.
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