Estos
poemas fueron escritos hace tiempo, en pleno auge del neo-gótico
que aún hoy no parece andar de capa caída.
En ellos experimenté una atmósfera que no quería
tétrica ni demasiado lúgubre y que seguramente irá
influida por muchos vamps del celuloide y un contrapunto rítmico
entre dos personajes (aunque en realidad no están delimitados).
La fábula ya venía dada.
Del
Conde Drácula a Lucy Westenra
I)
Aunque
cierres con llave cada resquicio yo creceré en tus noches
como una mala yerba, como un regusto amargo, como una indignación.
Despertarás...
Nada más fácil que asomarse a la ventana, y oír
a quienes han despertado, como tú, dejar que el barullo de
lo normal vaya imponiendose... un beso... un reproche de tristeza
por el zapato que no se encuentra, por la sed...
Inconsciente
de todo poder, es decir, indefensa, decides seguir las pautas de
la vida. Para qué detenerse en lo que haces o crees hacer,
si vas como sonámbula, no obstante; y con acopio de buenas
intenciones te dejas confundir en cada transeúnte, en cada
frase que pronuncias o escuchas, en cada pensamiento que explota
en tus neuronas, allá al fondo...
Importa
menos aún que seas tú la que actúe o la actuada.
Alguna tarde te dejas invadir y entonces es como borrar las líneas
de una mano y el fado que alguien canta en el metro nos mece como
una canción de cuna...
Avanzarás.
Sin
embargo, entrar en este lecho es acostarte con los cadáveres
de todas las que fuiste.
Quiero
no sersuspiras... y despertar mañana, y olvidar...Que sea
largo el amor.. que sea largo el olvido...
Y
te encierras con llave, porque la noche es corta. Y yo crezco en
tu sueño como una mala yerba, como un regusto amargo, como
una indignación.
II)
cuesta renunciar a mí
negarte
boca arriba en la noche
Dormirse sin saber quién despertarás... en el frío
de tu cama, donde no quepo, donde ni siquiera existo, donde sólo
tus manos se disuelven, llamándome, llamándome...
desde
dónde... desde qué resquebrajar de huesos o rechinar
de dientes, en el infierno de alguna realidad, o en el espejo de
alguna hoguera... pides la llave, la llave para salir o para entrar...
se sale para entrar y se entra para salir... del día a la
noche y de la noche al día... chis chis chis... búhos
más grandes que gatos, o del tamaño de tu pulgar...
el que acecha en la penumbra lleva siempre ventaja: cuenta con que
te sientas culpable.
El
miedo llama a su verdugo: quiere vestirse de víctima, que
le estiren los cabellos hasta remedar una máscara del horror.
Cortas uno de esos rizos y vuelve a desarrollarse la serpiente,
o la lengua del lagarto.
Así
algunos me llaman cada noche... desde todos los puntos del universo...
desde alguna ventana abierta en la cosmópolis...
En
el frío de tu cama, donde no quepo, donde ni siquiera existo,
donde sólo tus manos se disuelven, llamándome, llamándome...
III)
Caminas en ese vacío respiras por un instante la libertad
de echar a correr y olvidarte de todo, hasta de los ojos que te
espían y donde vuelven a caer tus sueños como en la
tela de una araña.
Y
te hundes en los sueños que despiertan, velos frágiles
por el desván lleno de polvo, pétalos de flores resecas
y marchitas cientos de años ha, entre manuscritos amarillentos
como dedos de anciana.
...
El deseo es pasado... Quisiste alguna vez, en el destello de un
instante, abrir sus ojos... Pero lo que no ha sido no será
jamás, sólo vuelve a ser eternamente lo que alguna
vez hubo... Y sólo al conjugarse se separa de su fuerza de
gravitación, proporcional a su ausencia...
IV)
Habías escrito unas palabras sin saber que eran un presagio:
o tal vez fueron hipnotizándote hasta hacerte creer que se
cumplían.
¿Y
contra quién jugamos?
¿Quién es el poderoso rival que contiende invisible
del otro lado del tablero?
¿A quién se espera en el silencio del amanecer?
De
Lucy Westenra al Conde Drácula
V)
cuesta renunciar al poema
estrangularse en el silencio que te asalta
boca arriba en la noche
y penetra todos los orificios
de lo real
desnudo.
VI)
Si yo muero en tu mirada
si muero en tu mirada que se muere
si me fuese borrando poco a poco
o con un solo gesto
si yo me borrase con la última luz que vieran
tus ojos
sería
oscuridad acaso
yo
Pena.
destello de lo pétreo
sequía en pozo oscuro...
y permanente el guiño
de tus abalorios baratos
tintineándote, muerte...
VII)
Masticaré la noche masticaré
paso
a paso aciertas
con tu mirada en mi pecho
payasos
unciendo días y
noches sin ríos de sangre
Ayer
toqué tu corazón
toqué
por no callarme
hasta el fin
©
Amparo
Arróspide
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