Sumario 19

 

Winston
Morales
Chavarro

 

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De regreso a Schuaima, de Winston Morales

Tres poemas del libro
De regreso a
Schuaima

 

 

I
EL VIENTO

 

Esta Terra tiene un viento esmeralda

esta brisa es la voz de los sauces

este trinar el viaje de un barco

cuyos peces de plata

navegan sobre un océano de tábanos y yarumos.

Cuando el viento de esta Tierra canta

se levantan las sombras,

las tórtolas hablan de lluvias

y el hombre moja de palabras

el pan para un nuevo vino.

Schuaima

Terra donde el viento danza entre el ciprés

levantando el faldón de las hojas.

¿Qué es lo que trae la brisa en sus labios?

¿Cuáles sus palabras desnudas?

¿Qué es lo que canta el viento del este

cuando gira como hilandera

otro diluvio pequeño

y los niños saltan como trigo,

las mujeres brotan como cántaros,

los espíritus se visten de lluvia

y desnuda la tierra su poro de árbol

para que crezca de nuevo la brisa

y florezca de nuevo el fruto?

 

VI
LOS POBLADORES

 

Los árboles en Schuaima

son hombres petrificados

que han adoptado el lenguaje de viejas torres de trigo.

Hombres que antes de madera fueron barro

antes de ceniza fuego

y llameaban en la noche

como una caracola de trigo

o una estrella de ramajes y arboladuras.

En mi memoria de extranjero

persiste su posición de Hidalgos

sus rostros de guerreros besados por el sol;

Su postura de arqueros

sobre un rocinante de musgos y de piedras.

Árboles de Schuaima

hombres leñosos que madrugan con su canto de corneja

y se vierten por la llanura

para desperdigar su sombra o su quejido.

Quijotes de talles gráciles

en donde Dulcinea teje una telaraña de invocaciones

mientras el obeso de Sancho

sueña con Barataria

en la curva olorosa del yarumo o del algarrobo.

Estos;

los árboles de Schuaima

hombres que han preferido vestirse de lluvia;

columnas de hojas secas en las riberas del bosque y del sueño.

 

XI
LAS NUBES

 

Nubes que gravitan por los mares

Revestidas de gárgolas y hojas

De ráfagas, remolinos y tornados.

Como un fuego sordo

Su música se enarbola en nuestro río

Y toman el aspecto de un tambor de piedras

En el agua colora de otros firmamentos.

Saboras, oloras, espesas,

Salutíferas como La leche de la lluvia,

Las nubes de Schuaima serpentean

Prendidas de las manos de la brisa;

Imitando el cuerpo pisciforme de las aves,

Los anchos muslos de las olas,

Las crines desafiantes del caballo.

Nubes de pináculos y hadas

Descienden con sus bucles dorados

Asemejando hermosas doncellas

En cuyas manos

El fuego y la luz se expande

Como el incienso y la mirra de otras orillas.

Y de allí

Del mismo cielo del río Rogitama

Se ve ascender y descender

Igual al mito de Jacob:

Una escalera, una puerta,

Una hendidura donde traspasar el viento,

Y las nubes majestuosas;

Leves, blancas, multiformes,

Abren sus compuertas de nodriza fresca

Aromando al mundo

Con su música líquida,

Con su agua densa,

Con su sabia de pájaro-pez, océano-cielo.

Qué húmeda toda esta apología,

Esta fábula de figuras en el cielo,

Las nubes de Schuaima:

El lenguaje que estriba en otros continentes.

 

 

© Winston Morales Chavarro   

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