Marta
terminó de facturar los pedidos telefónicos del día
y miró el reloj: las cuatro y diez. Para llegar puntualmente
a su cita con Roberto, tendría que hacer muy rápido
el trabajo que le acababan de pasar. Con tal que el conmutador no
molestase demasiado...
Cargó el programa
WriterPlus 3.0 en la computadora y, siguiendo lo que le indicaba
el director editorial en la nota que tenía a la vista ("¡Qué
letra tiene este tipo! ¿Por qué no escribirá
claro?") , comenzó a introducir los parámetros.
En
Serie, escribió Pimpín; en Título,
puso Pimpín en la escuela; en Género,
Cuento infantil; en Edad del target, 7 a 8;
en Rasgos protagonista, Osito, tierno; en Trama
argumental, Pimpín va a la escuela, conoce nuevos
amiguitos y supera dificultades; en Orientación pedagógica,
Escuela de Piaget; en Tuteo o voseo (T/V), marcó
V; en Nivel social lectores, Clase media; en
Época, Actual; en Extensión,
32 páginas a cuerpo 16/17, medida 36 con 40 % de ilustraciones.
Terminado el primer cuento,
Marta, sin detenerse, inició la narración siguiente:
Pimpín y el ferrocarril. Como muchos de los parámetros
se repetían, tuvo que tipear bastante menos.
Concluida la serie que
cerraba con Pimpín en el Zoo, Marta miró
nuevamente el reloj. ¡Las cinco y veinte! Y eso que había
tenido que parar ocho o nueve veces para atender el conmutador.
Pulsó el menú Redactar y grabar y, mientras observaba
el relojito de arena, pensó: "Ojalá que no se
cuelgue la computadora; ¿cuándo me pondrán
una máquina más nueva?". Por fin, apareció
un cartelito en la pantalla: Tarea ejecutada - 12 cuentos infantiles
redactados y grabados. Marta apagó la máquina,
fue a retocar su maquillaje y partió.
¡No
sabes la tarde que pasé, Roberto! Imagínate que tuve
que hacer una docena de cuentos para chicos en una hora, además
de atender el conmutador, porque el lunes a la mañana hay
que mandarlos al taller dijo Marta, cuando se sentó
con su novio en el café.
Martita... ¿De
verdad te parece que una docena de cuentos es tanto trabajo?objetó
Roberto.
Marta se enfadó:
¡Qué
fácil lo ves! La gente no tiene ni idea del trabajo que da
escribir.
©
Juan
Planas
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