Testimonio
sin fusil
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Partes
de Guerra
Graciela Speranza y
Fernando Cittadini
Numa
Editorial, 2001, Valencia.
240 pág. 12.02 euros.
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Nunca
la guerra ha sido algo de lo que la gente se sienta orgullosa;
no la gente consciente del mal que representa, ni siquiera
cuando quienes combaten han hecho heroicidades dignas al menos
de una mención en la historia. Pero la guerra ha estado
allí, agazapada, lista para saltar en cualquier momento,
desde los comienzos de la vida y desde entonces no ha dejado
de contarse.
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Partes
de Guerra, sin embargo es el relato estremecedor, no de ningún
periodista cobijado por su trabajo, sino de hombres que lucharon
en el frente argentino, soldados, oficiales y suboficiales a quienes
con un Fal en las manos les ordenaron tomar las Malvinas y derrotar
a unos ingleses armados hasta los dientes.
Graciela
Speranza y Fernado Cittadini han recogido los testimonios de algunos
sobrevivientes de aquella atroz batalla y lo han hecho desde la
mirada del vencido. En realidad, le han dado forma y conjunción
a un relato vivo, espeluznante, pero quizá de los más
hermosos y conmovedores que se han escrito nunca sobre esta epidemia,
cuya esencia ha sido rescatar la comprensión, la angustia
y la fortaleza humana de unos jóvenes que de un día
a otro se enfrentaron a los momentos límites de la existencia.
Dice el entonces subteniente y columna central de los testimonios,
Juan José Gómez Centurion: "El poder de fuego
británico era abrumador, los techos. se movían como
un flan por el efecto del fuego de las ametralladoras. Era una lluvia
de plomo infernal, un espectáculo dantesco. Hubo un momento
en que me quedé pasmado, detrás de una ametralladora,
en la primera línea. La cantidad de bombazos era tan espantosa,
el ruido tan ensordecedor, que me quedé quieto, mirando nada
más, porque era un espectáculo admirable, no era bello,
pero era eso, la guerra. Los fuegos trazantes, la turba en llamas
por efecto de los bombardeos, el campo de combate incendiado, una
visión terrorífica. Era el infierno".
El
rescate de la historia de los olvidados y los perdedores, es crucial
para rectificar la memoria colectiva aunque sea 20 años
después las mentiras de los medios, la negligencia gubernamental,
de que aquello, la guerra de las Malvinas era un campo de rosas.
Partes
de Guerra nos descubre el lado detrás de los pozos, las caminatas
nocturnas y las guardias de soldados empapados, sin armamento, sin
comida, sin ropa, listos para sacrificar su vida por lo que les
habían dicho merecía la pena hacerlo. Ellos, algunos
apenas con 18,19 años, creían entonces en la patria
y por eso estaban dispuestos a que se les gangrenara un dedo, una
pierna, el cuerpo entero, frío y tieso. Pero no hay dramatismo
gratuito, ni sentimentalismo en los testimonios que recogen Speranza
y Cittadini; pervive incluso la ingenuidad de los soldados que no
sabían siquiera cual sería su misión en Malvinas:
"Cuando me enteré que iba a las Malvinas, fue como sacarme
el Prode la bonoloto. No lo puedo explicar bien, pero fue una
alegría muy grande. Aparte, conocer tantas cosas nuevas,
yo nunca había viajado en avión, ni en barco, ni en
helicóptero, ni en nada".
A
20 años de aquella guerra que causó más de
900 muertos de ambos lados y que ha traído como secuela trágica
un total de 450 suicidios desde entonces, rescatar estos testimonios
es labor no sólo didáctica y profesional de un editor
con tino, sino un justo motivo para recordarnos a todos, con un
libro paradójicamente hermoso, que la guerra fue, es y será
un infierno que no sólo a quien la vive puede causarle el
más nauseabundo rechazo.
©
Juan
Manuel Villalobos
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