8
febrero 2002

Carlos
 Pérez

 
 Vaquero

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Sargento
Meyer

 

- Espero que sea importante.

- Buenas tardes, sargento. Lamento molestarle. Soy Moly.

- Lo sé, Moly. ¿No recuerdas que hoy era mi día libre?

- Sí.

- ¿Y que llevo tres semanas preparándolo?

- Ya sargento, pero...

- ... y que aún no he conseguido pescar nada...

- ¡Ah!

- ... cuando llevo aquí sentado más de cuatro horas sin que pare de llover.

- Lo siento, sargento, pero...

- ¡PERO QUÉ, MOLY!

- Tenemos un cadáver.

- Pues llamas a Ríos y asunto terminado.

- El comisario quiere encargárselo a usted, sargento.

- ¿Beluga? ¿El gran Beluga ha pensado en mi? Si me odia.

- Lo sé. A mí también me pareció extrañó. Pensé que estos quince días que le faltaban para jubilarse lo dejaría en paz.

- Ya ves que no. En fin, qué ha pasado.

- Han encontrado el cadáver de Johny de Juárez.

- ¿El presentador?

- Sí.

- ¡Pero si anoche vi el promo anunciando su programa de hoy!

- Yo también... Era tan guapo, tan...

- Venga Moly, no montes ahora el numerito.

- ...un grupo de pescadores lo encontró hace unas horas muy cerca de su posición, supongo que por eso el comisario pensó en usted para llevar el caso. Puede llegar en quince minutos.

- Bien, Moly. Dame las coordenadas y la frecuencia de radio de la policía local.

 

***

 

- ¿Hay alguien ahí?... Maldito cacharro, espero que Moly me diera bien la frecuencia.

- Aquí el cabo Greba de la Guardia Costera de Santelmo. ¡Identifíquese, está empleando la frecuencia de la policía.

- Lo sé, cabo. Relájese. Soy el sargento...

- ¿Meyer?

- Sí, diablos. Veo que la Central hace algo en condiciones para variar. Estoy a un par de kilómetros de usted, cabo, qué tal si me va poniendo en antecedentes.

- Bien, sargento. A las 5:45 AM hora local, 6:45 AM en Ciudad Santelmo...

- ¡Cabo, CABO!

- Greba, señor. Ge, erre, e, be, a: GREBA. Es húngaro.

- Gracias, cabo. Porqué no deja toda esa palabrería para su informe y vamos al grano... ¿de acuerdo?

- Como quiera, sargento.

- Adelante, tiene un minuto.

- Unos pescadores encontraron esta madrugada el cadáver de Johny de Juárez, el famoso presentador de televisión, flotando en la bahía. Mi compañero, el cabo Austin, lo espera en el muelle para acompañarlo hasta el lugar de los hechos.

- ¿Y usted?

- Voy a la Central para ir cumplimentando el informe.

- Bien. Corto y fuera.

 

***

 

- ¡Martínez! Hacía... no sé, cuánto tiempo...

- Hola Meyer, ¿vienes a unirte a la fiesta?

- ¿A qué sino? Oye, qué tal tu familia.

- Mala pregunta...

- ¿Y eso?

- Silvia me dejó hace seis meses. Ahora vive con nuestra hija en el apartamento de aquel tipo, Sandrino, el consejero matrimonial que nos recomendaste.

- ¿En serio?

- Lo que te digo.

- ¡Joder, Martínez! Lo siento de veras, qué cabronazo. No sabía nada.

- Míralo por el lado bueno: ahora Silvia es feliz viviendo en la Zona Alta, Elenita estudia en un buen colegio y yo no discuto con nadie desde que vivo solo.

- Martínez, tío, me estás dejando de piedra. Uno nunca termina de conocer a esos tipejos psicoanalistas... ¡Uf!... ¿Vas a estar luego por aquí?

- Claro.

- Quiero que me des tu opinión profesional sobre el fiambre.

- Poco voy a contarte, el disparo le causó la muerte al instante.

- ¿Disparo? Tenía entendido que murió ahogado.

- No. Lo encontraron en su barca con un tiro que le reventó la sien.

- ¿Poco agradable?

- Uno más, no creas.

- Voy a ver qué cuenta el cabo de los costeros y luego hablamos. ¿De acuerdo?

- Ten paciencia con él, Meyer, es un crío y acaba de empezar.

- Gracias, Martínez. Luego te veo. ¡Ah, forense!

- ¿Sí?

- Lamento lo de Silvia y la niña.

- Olvídalo.

 

***

 

- ¡Cabo!

- ¿El sargento Meyer?

- El mismo.

- Soy el cabo Austin, señor.

- Bien, cabo. Ordene a toda esa gente que se aparte de aquí, ¿quiere?

- Sí, señor.

- ¡Cabo! ¿Tomó declaración a los pescadores que encontraron el cuerpo?

- Naturalmente, sargento.

- Cuando aparte de ahí esa gente, me gustaría leer sus notas. Quiero contrastar algunos datos.

- De acuerdo, sargento, cuando quiera.

- Otra cosa, cabo...

- Austin. Cabo Jeremías Austin. Es inglés.

- Sí, gracias, cabo. Olvido fácilmente los nombres y últimamente aprendo mucho apellido extranjero. Lo lamento. He hablado con el forense, el doctor Martínez, y me ha contado que impresiona ver el cadáver... ¿puede decirme dónde está?

- Sí, cómo no. Habría tenido que sugerírselo yo mismo, lo siento, pero es mi primer suicidio y estoy un poco nervioso con el caso.

- ¿Y qué le hace pensar en un suicidio?

- Dejó una nota junto al frasco de pastillas. Creo que es evidente, ¿no?

- ¿Una nota junto a qué?

- Los pescadores lo encontraron en el porche del embarcadero, caído sobre la mecedora, con un frasco de Glúndex y una nota despidiéndose de su novia.

- ¿Y el disparo en la cabeza?

- ...Él...pero ya estaba muerto.

- ¿De qué me habla?

- Álex y yo... El cabo Greba y yo vinimos en cuanto los pescadores avisaron a la guardia costera, y al llegar...

- ¿QUÉ?

- Al cabo Greba... se le disparó el arma.

- ¡DIOS BENDITO!

- Fue un tropiezo, sargento. Un lamentable tropiezo.

- Ya lo creo. ¡Esto es alucinante!

- Al menos, ya estaba muerto.

- ¡AMÉN! ¡Sólo faltaba que hubiese estado vivo! Ya puedo ver los titulares: "FAMOSO PRESENTADOR DE TV APARECE MUERTO Y LA PASMA LO REMATA". Perfecto, cabo. Esto es exactamente lo que necesitaba la policía para mejorar su imagen en la ciudad. Gracias.

- ¿Saldrá esto en nuestra hoja de servicio?

- Dé gracias que este tema dependa de los de asuntos internos; si por mi fuera, les pondría a patrullar cada noche por el peor gueto de Santelmo.

- Lo siento.

- Aleje a toda esa gente, cabo. Ya encontraré yo sólo el cadáver.

 

***

 

- ¡Camillero!... ¡Eh, el de la bata! Aguarde un momento.

- ¿Sí?

- Soy el Sargento Meyer. Quiero echar un ojo al cadáver.

- ¿Seguro?

- No. En realidad estaba aburrido, un domingo por la mañana, y me dije: "Meyer: porqué no vas un rato a incordiar junto a la bahía".

- Vale tío. Buen rollo. Ya pillé lo que buscas... ¡Franki! ¡FRANKIIII! Mueve la cremallera que el madero quié ver al tío fiambre. ¿Le cuento que no está pa´fotos?

- Aguantaré, tranquilo.

- ¿Seguro? El cabo se desmayó.

- ¿LO ABRES?

- Usté manda...

- ... pero... si... ¡¡¡¡ESTÁ QUEMADO!!!!!

- Ya te digo. ¿Verdad Franki que se lo dije? Siempre me pasa lo mismo.

- ¡¿Y PORQUÉ ESTÁ QUEMADO?!

- ¿Y qué pensaba si pisó aquel cable? ¿Eh, Franki, cuántos imperios de esos dijiste que se metió el tío éste?

- Me da miedo preguntarlo, pero ¿lo encontrasteis así?

- Pero, pero qué se piensa. Tú le oyes, Franki. Que nosotros somos profesionales, ¿sabe?

- Bien, tranquilo, no quise ofenderte.

- Bastante hicimos con juntarle las tripas.

- ¿Tocasteis el cuerpo?

- Sí. El tipo de la tele le dijo a Franki que daría más morbo.

- ¿HABÉIS LLAMADO A LA TELE?

- No. Bueno, sólo a un canal. Franki negoció la exclusiva. Vale horrores. ¿sabe?

- ¡Esto es increíble!

 

***

 

- Moly, ¿me escuchas? Soy Meyer.

- Hola sargento. ¿Encontró a Johny?

- ¿Encontrarlo? Ni preguntes. Recuérdame que en cuanto pueda llame a Valdés, el sargento de asuntos internos. Por cierto, envía refuerzos al embarcadero y manda al equipo de psiquiatras.

- ¿Qué ocurre?

- Algún día te lo contaré, pero cuando esté muy borracho. Localízame al cabo... Ge... ¡Ese que llamé por la emisora!

- ¿El cabo Greba?

- Dios santo, qué apellido. Es imposible recordarlo. Sí, ése.

- Le dejó un recado hace 20 minutos. Fue a buscar a los pescadores que encontraron el cadáver flotando para completar su informe.

- ¿Flotando, pero de dónde has sacado que el tipo estaba flotando?

- Lo que pone el teletipo. ¿No fue así?

- No sé nada, Moly. Seguramente que lo vieran flotando, no lo dudo por que ya no me extrañaría nada, pero también murió atiborrado de pastillas, algo chamuscado y con uno o más disparos, probablemente de la guardia costera; claro que también puede que se suicidara... no lo sé, Moly, me da igual. Sólo espero que estuviera muerto cuando le pasó de todo. ¡Pobre hombre! ¿Dónde fue el cabo?

- Al Canal 12 de Santelmo Cable TV, en Molina Kaddesi.

- ¿A la emisora del muerto?

- ¿Curioso verdad? Los pescadores trabajaban en la misma emisora que Johny.

- Demasiado curioso, Moly.

 

***

 

- Control de acceso al Canal 12 de Santelmo Cable TV. Identifíquese, por favor

- Soy el sargento Meyer.

- Buenas noches, sargento. Adelante, un compañero suyo de la policía costera nos avisó que llegaría y lo espera en las oficinas del estudio 10. Por aquí, por favor.

- ¿Por ese pasillo?

- Sí ¿Algún problema?

- Tengo algo de claustrofobia.

- Iluminaré el camino con mi linterna. La tormenta de anoche inundó el generador. Fue la tromba más intensa de los últimos años.

- Lo sé. Estaba pescando en la costa y allí también estuvo lloviendo, pero no tanto como aquí.

- Ya hemos llegado, sargento. Adelante, por favor, el cabo lo espera en aquella oficina.

- Gracias. Muy amable... ¡Greba!... ESTÁ USTED POR AHÍ... ¡CABO!... ¿Hay alguien?

- ... Y recibamos con un caluroso aplauso al sargento Meyer, objetivo de la broma de nuestro programa de hoy.

- ¿QUÉ?

- Buenas noches, sargento. Soy Johny de Juárez y esto es "D E P E G A". El programa de mayor audiencia del Canal 12 de Santelmo Cable TV que cada semana ven en directo millones de telespectadores.

- ¡Una broma!

- Sí, sargento. Y se lo digo yo que estoy vivito y coleando.

- ¿?

- Demos también un gran aplauso a nuestros compañeros de maquillaje y efectos por su magnífico trabajo... A Moly, su secretaría; al forense de la policía, doctor Martínez... Y en los papeles estelares: los hermanos Enzo y Giacomo D´Anunzzio como inútiles cabos Greba y Austin, y a Ernesto de Santos como "El camillero". Muchas gracias a todos por seguirnos otra noche en directo... y ¡hasta nunca! ¡Era broma!... ja, ja, ja... ¡hasta la semana que viene en... "De pega"...! ¿Qué tal sargento? Espero que nos perdone. Moly nos contó lo de su marcapasos, pero ¿Ningún problema, verdad?... porque lo encuentro algo pálido. ¡Eh, sargento! ¿Porqué se lleva la mano al pecho? ¡OIGA!... ¡¡¡¡URGENCIAS!!!!

 

© Carlos Pérez Vaquero

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