13
julio - agosto 2002

 

Calenco
 

  


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106 perlas
cuadradas,
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13
julio - agosto 2002

Calenco
 
  


eom
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(Mi más profundo agradecimiento a la persona concreta que haya conseguido presentar esta exposición en Madrid, en el marco de PHE02, para gozo mío...)

 

106 perlas cuadradas, fugaces

 

  Quiero (eternamente) regresar al espacio donde Francesca Woodman se asoma a través de pequeñas y mágicas ventanas de como mucho 15x15, se asoma, permanece...

Perfectos cuadrados de exquisita plata sin título, sólo un lugar, sólo una fecha...

... Puro placer visual, su silencio, en el Cuartel del Conde Duque: ningún catálogo, ningún medio de reproducción logra transmitir el hechizo de sus positivados... Se exagera con el tamaño, no se respeta el secreto, el murmullo suave pero tenaz de su hacer...

 

  La piel de Francesca es pequeña, íntima y poderosa... Ella lo sabía con exactitud. Por eso es necesario ir y ver justo lo que ella quería.

Exactamente supo a los 13 años autoretratarse... Hablé con George y Betty Woodman, (él pintor, ella ceramista), y les pregunté acerca de esa extraordinaria lucicez. Me describieron una infancia en la que su hija jugaba con amigos suyos artistas, y veranos en Grecia, Italia...

Después de visitar nuestro museo del Prado, la pequeña Francesca de 7 años no cesó de dibujar muñecas a las que les añadía una falda rectangular...

... necesario ir y ver justo lo que ella quería, penetrar en su misteriosa danza con las cosas... Betty me mostró algunas páginas de su diario. Indicaba con rigurosidad qué elementos, en qué plano... La espontaneidad de sus imágenes es sólo aparente...

 

  Una tarde una gran caracola susurró a Francesca que debía figurar en una foto en la que ella se cubriera, descubriera, con papel de pared, escucha el murmullo del mar, la transparencia del cristal, el tacto del barro, alcanza la sabiduría del árbol y cubre tus manos con sus guantes...

Y un espejo es la mujer, lugar en el que el hombre se descubre... Charlie es su modelo, exhibe su brutal carnalidad desnuda, siento casi horror cuando advierto la cercanía del cuerpo de Francesca... Pero ella parece estar tan segura...

 

 

... la fugacidad de su rostro, sólo aparente. Leo y releo que ella lo escondía: No. Ella sencillamente sabe cuándo mostrarlo, en qué momento-rincón exacto. (106 perlas...).

 

  Leo y releo sobre su evanescer, creo que su inasibilidad sucede justo en este momento en el que alguien, con honestidad, tiene algún tipo de razón para escribir sobre ella. (La mía: id a la exposición y descubrid por vosotros...). Creo que Francesca trabaja con realidades invisibles, pero sabiendo que ella no era invisible: dejaba rastros.

En encuadres imposibles descubre la sombra de su cuerpo sobre el suelo, la pared... (Cuando salgais de la exposición mirad paredes, interpretad los signos de lo callado). Tras una esquina una flor blanca se descubre mientras ella cubre su pubis con la mano... Habita la luz al borde de la sombra de habitaciones abandonadas por el tiempo en la ciudad, bajo la sombra de bosques olvidados por el ojo...

Sí, eso es... Deja rastros en el lugar del no-tiempo...

 

  Desnuda, sabia, poderosa en el no-tiempo: se le ven sus pies bajo la sábana, en una urna de cristal su cuerpo quiere trascender, un cuello de piel de zorro colgado de una cuerda sorprende a su cuerpo, pellizca su piel con pinzas, inquieta encubre-descubre y seduce... Seduce... Inquieta...

Francamente no comprendo cómo aún pueden existir los estafadores, los asesinos del Arte... por su incuestionable lenguaje, la madurez, especificidad, constancia y coherencia interna. Francesca rescata al Vacío, escribe sobre hoja en blanco, crea simbología nueva... Ni siquiera especula... Todo son hallazgos, (perfectos cuadrados), encuentros...

Quiero regresar eternamente al espacio de las 106 perlas. Porque ella rescata a la Fotografía de lo anecdótico, (exactitud), necesariamente escritura de luz, cuando es Enigma.

© Calenco

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