Fragmentos
del libro
Puntos
de colapso
Fue
será una quietud apartada de todo, desprovista de todo: una
postura recta que se separa del concepto de lo otro: se sumerge
en su identidad, en su esencia sin lenguaje, sin trascendencia.
Sólo el sentido último del vacío; el ritmo
de ese vacío contiene al silencio y con su potencia desflora,
deshoja:
provoca el otoño, modifica la aurora.
La
formación, la parte, el conjunto, la identidad, lo que indica
y señala: provocan.
Aún con su precario atractivo, la intemperie del vuelo advierte
sobre la posible potencia de esa carne, de esa densidad que se aloja
alojaría en alguna de las infinitas formas de lo creado:
idea de saciedad, de despojo, de frecuencia.
Únicamente existe la posibilidad de múltiples combinaciones,
encuentros, puntos de colapso, estallidos.
Viento:
el sonido estereofónico del viento.
El viento es un aullido.
Sopla continuamente en mi cabeza.
La traspasa aquí en la montaña.
Marrón
blanco
amarillo
celeste.
Todos estos colores están en mí.
Forman mi cuerpo, lo componen y descomponen.
Se vuelven banderas.
En la cima, en lo más alto hay una bandera.
Buceada
por la claridad, la penumbra opone a la luz desplazamientos oscuros;
estremecimientos de una esclavitud, de una condena a la posibilidad
del tacto, del encuentro.
Acosos, intimidades, túneles, rincones aislados y húmedos;
muros sobre los cuales se descifran descifrarán nombres como
llamados, como plegarias.
Escalar
una montaña no es fácil.
Es necesario sobre todo tener valor y más todavía
si uno la escala para tomar fotografías.
Dicen también que en la montaña se está más
cerca de Dios.
El aire es más puro, etc.
Debe ser verdad porque siento esa cercanía.
Cuando me detengo y escucho el viento, escucho nada más que
el viento.
Cuando me aplasto contra las piedras, solamente me aplasto contra
las piedras.
Debe ser cierto.
En la montaña Dios está más cerca.
[...]
Aquella
especie de erosión desintegra desintegraría junto
con la voz, el grito; el aullido será sería desde
el pozo, desde ese dolor alambrado: esa membrana elástica
cubre como larva, como niebla.
Esperanza maníaca.
[...]
Ensimismarse,
ennegrecerse, emerger desde ciertos momentos clave (como unidades
de columpio) o desde una incierta luz que se recuerda de ninguna
parte:
volverse surco, estela, la ruta imaginaria que deja el movimiento
de las nubes; soñarse señalamiento del deseo: ecos,
profanaciones.
La
cueva debe ser abandonada, me digo.
Pero antes debo hallar un camino.
Todavía no sé, ni entiendo por qué antes debo
hallar un camino.
No hay lugar adonde ir, ni sitio que encontrar, ni ciudad en que
vivir.
Estoy en la montaña y eso es todo, y todo lo que hay a mi
alrededor es la montaña.
Debo
hallar un camino.
[...]
Pero
en lo recóndito de todo placer, existe una identidad. Se
oculta y poco a poco desaparece.
Se vive de pérdidas, de acontecimientos (se suceden como
fragmentos de una música). Desarmonías, desplazamientos
se imponen se impondrían a esa idea de felicidad agazapada
en la sangre:
si tan sólo hubiesen sido promesas quebradas por el infierno,
abortadas en su posibilidad de paraíso por falta de profundidad,
por extremos sin límites, por carencia de amor.
Escucho
el ruido de la noche al romperse contra la montaña.
Imagino la dureza del golpe, la salpicadura de sombras geométricas,
de partículas negras, filosas, cortantes.
Pienso en mi vida anterior y me parece lejana y absurda.
Absurda y lejana.
La
noche, el viento, se rompen contra la montaña.
[...]
El
albor de una nueva situación despeja de niebla el escenario
donde transcurre el drama.
Todo texto reproduce sensaciones vitales. Toda sensación
vital transmuta o puede transmutar en texto.
El olvido es sueño
Mientras
avanzo, el paisaje retrocede.
Mientras asciendo, una parte de la montaña desciende.
Cuando grito, la montaña enmudece.
Cuando estoy en silencio, escucho el paisaje.
Esto es y no es verdad al mismo tiempo.
[...]
Me
siento de cara a la piedra.
En el silencio de la naturaleza solamente me siento de cara a la
piedra.
No contemplo
no
pienso
no
hablo
no
escucho.
No hago ningún movimiento.
Cada instante es como esa mancha de agua que empequeñece
evaporándose rápidamente sobre una arena ardiente.
Puedo ver cómo desaparece
Así
es este momento y otro y otro.
[...]
©
Mario
Sampaolesi
Los
puntos entre corchetes indican las omisiones realizadas
por limitaciones de espacio y tiempo.
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