Un
poema y tres cartas de Vida
de poeta
Querido
Westphalen:
Me
ha desilusionado no haber recibido carta el día de mi aniversario,
en todo caso puedes decir que yo tampoco te escribí para
el tuyo, pero he pensado mucho en ti el 14 de julio. En fin, ya
pasó. Es un día triste para mí porque tiene
algo de mágico y no logro llenarlo. Pero ¿qué
no es triste para mí? ¡Ay!, todo me aísla más
y más en mi tristeza.
Me siento tan afligido esta noche que no sabría qué
decirte. Y no deseo hablar de nada. No deseo ya nada, me he adormecido
sobre mi pena y mi cansancio es largo en la noche interminable.
Todos los rumores de la noche llegan hasta mí. Una noche
ciudadana con ruidos estúpidos pero cargados de vida: trenes,
autobuses que pasan. Y estoy solo, no voy a ninguna parte, nada
es para mí.
Tú tienes el mar cerca tuyo y ese olor nocturno que a veces
envuelve a Lima. Estaremos juntos para vencer esta tristeza, me
hago a esa idea.
Te voy a encargar una misión desagradable; es necesario que
digas a Carlos que debo internarme de nuevo en una clínica
para operarme. El médico no puede operarme sino en una clínica
y no en el hospital como yo creía. No cobrará nada
por la operación pero habrá que pagar por lo menos
diez días de clínica. Quisiera saber lo más
pronto posible si puedo contar con algo para dar mi respuesta al
médico. Si no puede, tanto peor. Esperaré y eso será
todo. Ya no me acuerdo de la salud. Hará un año en
octubre que no estoy bien.
¿Recibiste
"Aurelia"? Espero que sí. Te encantará leer
esa pura maravilla.
No respondes nunca a mis cartas. ¿Recuerdas esa experiencia
que tuve cuando estaba muy enfermo? No me has dicho nada al respecto.
¿Crees
tú que se podrían vender algunos ejemplares de mi
libro en Lima?
Nadie ha escrito una línea sobre ese famoso libro. Al autor
desde luego le importa un comino. Aunque siempre se desee encontrar
un eco y nada como la poesía para suscitar un eco. En la
espera, soy un empleado cien por ciento.
Escríbeme. ¿Qué hay de nuevo en Lima? Me rehúso
a pensar que entre los jóvenes no haya algo que valga la
pena. Contaré los días hasta que llegue tu carta.
Alguien se ríe en la calle. Todo es posible, lo que hace
que la vida esté llena de una esperanza sin cesar desengañada
pero renaciente. Te abrazo con todo afecto.
Moro
P.D.:
Gracias si llevas su carta a mi madre.
© Inés Westphalen y Silvia Westphalen
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