La esencia y el objeto
La esencia de este espacio es la creación artística,
literaria. Internet se convierte aquí en un medio para transmitir
esas obras, pero no es un objeto físico, no tiene tacto,
no tiene olor. Sin embargo, se intenta romper el frío de
la pantalla en la medida de lo posible, con color y con composición.
El resultado, mejor o peor, es una estética visual.
Se
discute, últimamente, sobre el futuro del libro tradicional,
el libro, como si su futuro estuviera amenazado por Internet. Lo
cierto es que son dos realidades distintas que pueden ser complementarias
pero que, difícilmente, pueden establecer una competencia
real.
En las últimas semanas hemos recibido dos libros de los que
publicamos un avance en este ejemplar. Tener en las manos un libro
es un placer que no podrá sustituir nunca Internet; otros
sistemas electrónicos lo intentan, tal vez lo consigan, pero
la sustitución será similar a la que supuso la del
pergamino por el papel, el libro seguirá existiendo como
objeto y mantendrá la esencia, aunque la esencia no le pertenecerá
en exclusiva, nunca lo ha hecho.
Nos parece que en EOM flota esa esencia de la creación, por
eso seguimos adelante, llegan colaboraciones en formato electrónico,
llegan libros y revistas de papel, hacemos amistades, compartimos
sensaciones.
Desde aquí el profundo agradecimiento a las editoriales,
sobre todo a las pequeñas editoriales que mantienen su proyecto
con escasos medios económicos, y que nos permiten ofrecer
una parte de sus textos; a los autores que se mantienen fieles a
esta iniciativa y la hacen posible, a los que se incorporan por
primera vez en cada ejemplar; a los lectores, imprescindibles; a
todos los que nos recomiendan y nos llevan a otros lugares, ante
nuevas miradas.
El papel tiene los problemas de la distribución, muchos lectores
tienen problemas económicos, por eso la Internet gratuita
puede ser un medio para superar distancias. Ese es nuestro objetivo,
aunque el objeto no se pueda tocar, extender la esencia que nos
humaniza.
Volvemos a finales de diciembre, un tiempo prudencial para poder
leerlo todo, un abrazo,
Francisco
Javier Cubero
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